Tuesday, February 20, 2007

Acorporal














Su nombre era Julio, era domingo, se sento en alguna banca de la plaza, los rayos del sol lo confortaban un poco sintiendose mas tranquilo, el cantar vespertino de la aves acompañaba el Jazz guapachoso de tres personas que tocaban sentados en el Kiosko, uno con Saxofon otro una Guitarra y el mas alto y delgado un Contrabajo.
Desde su banca podia ver como las personas avanzaban de rodillas por el pasillo central de la iglesia de "San Martin", el algonodero se retiraba con el sabor de una rica venta de domingo, una pareja que caminaba frente a el atrajo su atencion, el hombre acariciaba sus manos y esta le correspondia con un beso. Bajo la cabeza haciendo memoria, toda la discografia olvidada parecia retumbar pasivamente su mente se inchaba de recuerdos, para el, tristeza inamovible, no lo entendia, no entendia las deciciones de las personas, consecuencias que nunca habia sentido, desiciones que alguna vez habia tomado haciendo sentir desdichada a la que alguna vez tributo le rindio, ahora el sentimiento era inverso.

El sol se aferraba a algunas nubes desendiendo lentamente, la plaza se quedaba poco a poco mas solitaria, el ambiente se matizaba rojo melancolico, vagabundos de barbas largas salian de algunas callejas buscando un lugar para pasar la noche, el viento avanzaba lentamente soltando sombras al azar, espuma blanca espesa brotaba de los arboles mas viejos internando aquella plaza en un umbral aislado del mundo vivo.
Las aves dormian, los musicos del kiosko se habian marchado, las personas ya no cumplian penitencias, el algodonero seguro estaria en su casa contando sus duros, de las parejas solo quedaban siluetas al horizonte.

El viento, calmado por instantes, cautivaba a cada arbol acompañando el aereo danzar de los espectros de la noche, vestidos largos de colores nebulosos y contrastastantes estampados, hasta, uniformes marciales, vestiduras de gala con sombreros altos destellantes que encandilaban mortalmente.

Por alguna gracia de seres monocromaticos o razon sin explicacion, Julio parecia estar en la mesa de honor, apreciando el bailongo espectral que cabalisticamente se realizaba, sin embargo aquellas almas tan llenas de placer y silencio, tan pasivamente exitadas, disfrazaban su desconsuelo y nostalgia, razon de su inmortal compas. La plaza retumbaba con una extranjera melodia nostalgica como el cantar de una sirena sentimentalmente herida varada sobre un iceberg ambientada de blanco, endulzada con tenues acordes de una gotera y el rasgueo atonal de estrellas derrumbadas por la tristeza de aquellos espectros.

Preludio a la ultima pieza, de entre sus cabellos comenzo acercandose a pasos descontinuos, la sombra mas oscura pero de mayor serenidad y confianza que podia sentirse en los hombros.

Tomo asiento quedando hombro con hombro, removio su capucha dejando ver sus tatuajes tribales, uno de ellos encendido cual luz de neon, era dificil describir aquel ser aparecido, pero mas dificil no sentirse atraido con tal misteriosa belleza provocadora, frente amplia, nariz erguida, ojos grandes espiralizados, mejillas palidas como un par de lunas, labios ligeramente detallados, toda ella era simetricamente perfecta.
Como autoridad galactica, con su báculo dibujaba circulos negros olorientos a tabaco que se desvanecian al tocar el cielo, despues de algunos ademanes comenzo a murmurar entre dientes y dijo, -pense que te habias olvidado mis palabras-.
Se levanto de su lugar, lo tomo de la mano, caminando lentamente se situaron al centro del bailongo haciendose rodear por las incontables parejas aereas que no decaian en su pena.
Julio comenzo a sentirse mareado, pero sin dejarse doblar por el cansancio seguia el mismo compas de aquella melodia nostalgica.
No podia continuar mas, sus piernas flaqueaban y su cuerpo se desvanecia en casancio.
Se detuvieron, tomo una gran vocanada de aire recobrando el color de sus ojos, su corazon se reestablecia y su piel volvia a su forma original.
La noche ya era mas fria, lo tomo por los hombros y lo alzo hasta que sus ojos se blanquearon, de su boca blancas nubes densas ascendian estallando en mil cenizas incendiarias, el escarabajo rojo que brotaba por su cuello pronto reingresaba por alguna cavidad.
Julio con su cuerpo alzado, saco de su camisa una pequeña caja humeda con olor a fresa,abriendola con un suspiro, desprendio el corazon que se habia pegado en el fondo, sosteniendolo con una mano retirole los restos y exesos que lograron aferrarse al momento de ser corporalmente extirpado, lo froto contra su cabello y lo entrego.
-Ahora El Infierno Es Perfecto Para Mi-